"Más allá del orden" de Jordan B. Peterson

Notas

Publicado por Daniel Vela en April 25, 2021

La gente necesita una comunicación constante con otras personas para mantener la mente organizada. […] sobre todo pensamos al hablar.

Si hubiera cedido a la tentación de denigrar el valor de las interacciones y relaciones interpersonales, debido a sus antecedentes de aislamiento y maltrato, habría tenido muy pocas posibilidades de recuperar su salud y bienestar.

Entonces igual consigues mantener la motivación y la compostura para no empezar el largo viaje de capa caída. Esta es razón suficiente para apreciar tu inmersión en el mundo de otras personas –amigos, familiares y enemigos por igual–, pese a la ansiedad y frustración que tan a menudo generan. Las interacciones sociales.

[…] debemos percibir y actuar de una forma que satisfaga nuestras necesidades biológicas y psicológicas, pero, como ninguno de nosotros vive ni puede vivir en soledad, debemos satisfacerlas de una forma avalada por los demás.

Así pues, el mejor jugador no es el que gana un juego en concreto, sino, entre otras muchas cosas, el que es invitado por un mayor número de personas a participar en las series de juegos más extensas.

[…] lo único que te puede echar una mano es aquello que aún no has aprendido.

Si uno no está dispuesto a ser un novato ingenuo, no aprenderá.

Sus padres terrenales, los rollizos y convencionales Dursley, son negligentes, ignorantes y muy sobreprotectores (y, por tanto, peligrosos) con su hijo biológico, el desafortunado Dudley, quien, como era de esperar, les sale egoísta y acosador. Sin embargo, Harry también tiene a sus padres celestiales: su madre y su padre de verdad, que simbolizan la Naturaleza y la Cultura, variantes del caos y el orden. Existen como parte de su potencial intrínsecamente mágico. De hecho, es el potencial mágico de todos nosotros, pues todos somos hijos de la Naturaleza y la Cultura, con el tremendo potencial que eso implica, además de ser vástagos más mundanos de nuestros padres.”

[…] el alma dispuesta a transformarse cuanto haga falta es el enemigo más poderoso contra las diabólicas serpientes de la ideología y el totalitarismo, en sus formas personales y sociales.

Imagina quién podrías ser y pon todo tu empeño en serlo.

Lo que oculta la niebla es la negativa a identificar —a escuchar— las emociones y motivaciones a medida que aparecen, y la negativa a comunicártelas a ti mismo y a las personas cercanas a ti. El mal humor significa algo.

Ten un poco de humildad. Ordena tu cuarto. Cuida de la familia. Haz caso a lo que te dicta la conciencia. Endereza tu vida. Encuentra algo productivo e interesante que hacer y comprométete a hacerlo. Cuando tengas todo eso resuelto, busca un problema más grande y trata de solucionarlo si te atreves. Si también lo consigues, pasa a proyectos aún más ambiciosos. Y como primer paso para ello… abandona la ideología.

  • No tendrás dioses ajenos delante de mí.
  • No te harás imagen.
  • No tomarás el nombre de Dios en vano.p
  • Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
  • Honra a tu padre y a tu madre.
  • No matarás.
  • No cometerás adulterio.
  • No hurtarás.
  • No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
  • No codiciarás.

El primero alude a la necesidad de buscar la máxima unidad posible.

Tienes tus razones para ser rencoroso, mentiroso y arrogante. Te enfrentas, o te vas a enfrentar, a fuerzas terribles y caóticas que en ocasiones te van a someter. La ansiedad, la duda, la vergüenza, el dolor y la enfermedad, la angustia de la conciencia, la desgarradora ola de la tristeza, los sueños rotos y la decepción, la realidad de la traición, la sumisión a la tiranía del ser social y la humillación de envejecer hasta la muerte… ¿Cómo no vas a degenerar, enfurecerte, pecar y acabar odiando a la mismísima esperanza? Quiero que sepas cómo resistirte a esa espiral, a esa degeneración hacia el mal. Para hacerlo —para entender tu propia personalidad y la tentación de las tinieblas—, necesitas saber a qué te enfrentas. Necesitas entender las motivaciones del mal, y no he sido capaz de desglosar mejor qué constituye el mal que por medio de la tríada del rencor, la arrogancia y el engaño.